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42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.

Y mientras iba, la multitud lo oprimía.

43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto. Al instante se detuvo el flujo de su sangre.

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